sábado, 20 de diciembre de 2014

Regale un wereable en Navidad

Las pulseras de actividad son el wereable más accesible que tenemos a nuestra disposición ahora mismo para tomar contacto con este nuevo modo de vida. Los dashboards ya no son sólo para empresas: cada uno de nosotros tiene acceso a datos sobre sí mismo. Si tiene lógica y utilidad para las empresas, ¿por qué no para nosotros mismos?

Como mi lado trasto me puede hace ya meses que me compré la Fitbit Flex. Quería probar un wereable y ver qué tal funcionan, qué aportan y si merecen la pena. Y por supuesto comprobar hasta qué punto se compromete nuestra privacidad.

La gran preocupación es que estos wereables recogen datos referentes a salud y que la mayoría de las empresas (por no decir que todas) están en Estados Unidos y tendemos a no fiarnos. Lógico. Precisamente por ello creo que hay que elegir bien en quién confiamos. Yo me molesté en leerme las políticas de privacidad de unos y otros y opté, como os digo, por Fitbit. También hay que ser conscientes de que estas empresas necesitan ingresos, no podemos pretender que comprando un Fitbit nos estén prestando servicios durante años de manera gratuita así es que pagar la opción Premium es algo a considerar (45€/año es un precio más que razonable) y lo cierto es que si verdaderamente la usas la opción Premium es casi una necesidad porque cada vez quieres más datos. Es así.

Bueno, a lo que íbamos. ¿Qué hacen estas pulseras por ti?
  • Recoger datos todo el día. Parece una tontería y algo simple y obvio pero lo cierto es que sin datos no se puede obtener información y, por tanto, no seremos capaces de tomar decisiones que nos lleven donde queremos ir.
  • Nos pintan un dashboard que convierte esos datos en información. Cuando llevamos usando la pulsera un par de meses comenzamos a ver nuestro propio patrón incluso si no sabíamos que existía. Yo he descubierto cosas muy interesantes de mi misma.
  • Podemos nutrir el dashboard con información adicional de manera cómoda gracias a la aplicación móvil. Cosas como cuánto agua bebemos, qué estamos comiendo, nuestro peso.. Datos que aportan más detalle y mejor información a nuestro dashboard.
  • La configuración de la privacidad es exquisita y por defecto viene cerrada a otros.
  • Somos competitivos así es que existe una cierta gamificación que te permite tratar de obtener badges superando retos que tú mismo eliges pero también buscar amigos y competir con ellos. Sólo os diré que ahora subo hasta mi piso por las escaleras para que mis amigos no me adelanten en el ranking.
Lo que sí puedo decir es que estas pulseras cumplen su función a la perfección: recogen datos y los pintan de una manera agradable y útil. Lo que decidamos hacer con esa información ya es cosa nuestra pero lo que está claro es que tenemos la opción de vernos a nosotros mismos y nuestros hábitos como nunca antes. Y a partir de ahí podemos organizarnos mejor para mejorar nuestros hábitos y nuestra salud.

¿Qué esto tiene consecuencias? ¡Claro! Lógicamente una vez que esos datos existen sus usos potenciales son muchos y muy diversos. En ocasiones para bien y en ocasiones para otros usos más discutibles pero médicos, aseguradoras, jueces, empresas y otros muchos. Echen su imaginación a volar. Sin embargo no tiene sentido negarnos a utilizar lo que  puede ayudarnos a mejorar, la tecnología ya está aquí, el precio es más que asumible y las ventajas son innegables.

Mi consejo: pierdan el miedo a las pulseras de actividad y anímense a probarlas. Poner nuestros datos a nuestro propio servicio es algo absolutamente lógico.  Eso sí, no olviden que si estamos recogiendo datos es para poder tomar decisiones a partir de esos datos. ¡Ánimo!

Nota: este post se publicó por primera vez en mi Blog en Colombia Digital y pueden verlo aquí

martes, 16 de diciembre de 2014

Conversaciones en la tienda Apple



Este fin de semana he estado por Madrid con un amigo y cometimos la locura de andar por el centro de Madrid. Allí había más gente que en el infierno. El caso es que nos encontramos de repente en la Puerta del Sol y decidimos, ya que estábamos allí, acercarnos a ver la tienda Apple. Nada más entrar mi amigo me pregunto: ¿qué móvil me recomiendas? ¡Valiente pregunta! 

Vaya por delante que hay pocas personas a las que les guste más un aparatito electrónico que a mí. Pero no de ahora, desde siempre. No puedo evitarlo. El caso es que, como podéis imaginar he tenido móviles de todo tipo. La respuesta que le di a mi amigo fue: o Nokia o BlackBerry, chico lo que más te guste. Imagino que se os ha quedado la misma cara que a él. Os explico cómo veo yo los distintos smartphones por si os sirve de algo. 

¿Cuáles no me compraría?

Apple: no son santos de mi devoción. La marca de la manzana hace años que me tiene mosca. Es verdad que sus productos están muy bien pero no mucho mejor que otros que también se encuentran en el mercado. Sin olvidar que Apple es compatible consigo mismo y con nadie más, los adaptadores, altavoces y demás no funcionan con ninguna otra marca y te los cobran a precio de oro. En mi opinión sus precios son injustificadamente altos considerando el coste de fabricación de los IPhone y desde luego no me apetece colaborar con las condiciones laborales de sus fábricas en China. En mi opinión es un buen aparato pero en torno a un 40% de lo que pagas por él es marca y nada más. Además no me parece de recibo que cuando sacan un modelo “maten” los anteriores porque así nunca tienen precios accesibles a todos. Es decir, sí, te vendo innovación y progreso pero siempre que a mí me paguen una pasta los pobres que compren otra cosa. Lo de antes: un 40% de lo que pagas es por sentirte exclusivo (es decir, marca). Gracias pero no.

Android: aquí entra cualquier marca que use ese sistema operativo. Android ha sido durante mucho tiempo el sistema operativo que he utilizado especialmente en teléfonos de Samsung. He decidido dejarlo por varios motivos pero hay dos principales: seguridad y durabilidad. Android es un coladero entre otras cosas porque es el sistema mayoritario, pensad que si tuvierais que programar malware lo haríais para el sistema con más usuarios. Y luego está algo que me pone de los nervios: según vas usando el teléfono y actualizando el sistema operativo se va fastidiando el asunto, van funcionando cada vez peor hasta que no te queda más remedio que comprar otro y no es porque tengas un móvil que es una patata. No me ha aguantado ninguno más de un año. Tampoco me parece de recibo por aparatos que valen una pasta.

¿Cuáles recomiendo?

Nokia: desde mi punto de vista a día de hoy tienen la mejor relación calidad/precio de largo. Sus cámaras de fotos siguen siendo espectaculares. Tienen un catálogo de aplicaciones propias de lo más interesante de GPS, tráfico y transporte público totalmente gratuito que ofrecen un valor añadido único.  La calidad de las pantallas y de los terminados son excelentes. Al usar el sistema operativo Windows  se sincronizan totalmente con Windows 8 y el paquete Office va instalado de manera gratuita. Y lo mejor de todo es que después de varias actualizaciones funciona como el primer día (bueno, mejor), después de un año con mi Lumia 920 no sólo funciona perfecto si no que ha resistido todo tipo de caídas y golpes y funciona perfecto. El catálogo de aplicaciones disponibles no hace más que aumentar y tengo todo lo que necesito. Pero lo que verdaderamente me gusta es que es un móvil pensado para la nube con conexiones prediseñadas para empresas con políticas BYOD (Bring Your Own Device) que explica porque hay muchas empresas migrando su parque móvil a Lumia.

BlackBerry: mi marca favorita de todas cuanto he usado hasta la fecha. ¿Por qué? Muy sencillo: por su teclado. Llamadme loca pero no conozco a nadie que haya utilizado BB y no eche de menos el teclado. Ningún Smartphone ha sido capaz de ofrecerme una experiencia de escritura igual y no descarto hacerme con un Passport para, por lo menos, probarlo. No pinta mal y, desde luego, la seguridad que ofrecen no la ha superado nadie. Es así le pese a quién le pese. Otra cosa es que, efectivamente, han llegado tarde. Veremos a ver si son capaces de recuperarse, lo que sí he hecho ha sido descargar el BBMessenger en mi Lumia, mucho más seguro que Whatssup de largo. 

Pero dicho esto lo cierto es que depende de las preferencias de cada cual. Yo por ejemplo hace siglos que no firmo compromisos de permanencia y me compro todos mis móviles a tocateja así es que quizás es por eso que me he vuelto mucho más exigente.  En fin, si yo tuviera que cambiar de terminal esta Navidad de cada una de estas cuatro opciones esto sería lo que elegiría:

-          Apple: Iphone 6 por 750€
-          Android: BQ Aquaris E5 HD por 180€
-          Nokia: Lumia 925 por 250€
-          BlackBerry: Passport por 630€

Como dicen que la virtud está en el medio yo me quedaría con el Nokia o con el Android de la marca BQ. Francamente no es necesario gastarse más dinero. A partir de ahí, lo dicho: es cuestión de gustos, preferencias y necesidades personales. Yo sigo diciendo que para mí, a día de hoy la mejor relación calidad/precio del mercado la tienen los Nokia pero como yo ya tengo móvil incluiré en mi carta a los Reyes Magos algo no tecnológico para variar como un curso de sushi. 

La decisión buen es la que a ti más te guste pero por curiosidad, ¿con cuál te quedarías?

viernes, 5 de diciembre de 2014

Uber: ¿es el huevo o la gallina?




Todo el debate en torno a Uber me tiene fascinada, lo reconozco. Todo el revuelo que está produciendo los pinta como unos señores muy malos (americanos, ¡cómo no!) que hacen competencia desleal a los taxistas y que encima nos espían. Aunque por otro lado la realidad es que no les faltan usuarios dispuestos a usar el servicio que ofrece la plataforma. Es decir: una industria(la del taxi) que echa pestes de Uber y todo un elenco de usuarios que adora el servicio. Y mientras tanto Gobiernos que declaran ilegal el servicio.


La pregunta del millón es quién tiene razón en todo este lío y si lo que está sucediendo, más allá de las leyes actuales, es un síntoma de que algo está cambiando. Después de meses de mucho leer, pensar y charlar con muchas personas (taxistas y usuarios) he llegado a algunas conclusiones que es posible que estén equivocadas pero eso el tiempo lo dirá, de momento las comparto en este post. Vamos allá.

¿Qué es Uber realmente? Pues lo cierto es que Uber lleva funcionando desde 2009. Al principio ofrecía un servicio de coches de alta gama pero en 2012 comenzó a ampliar sus servicios de modo que el usuario podía elegir más opciones de transporte que van desde taxis tradicionales hasta el servicio por el que es hoy más popular y odiado: UberPOP (en otro países conocidos como UberX). Es decir, tú tienes en tu casa un coche decente y te sacas un dinero ofreciendo viajes. Lo que Uber hacer realmente es poner en contacto oferta y demanda además de facilitar elementos esenciales como la plataforma de pagos. 

¿Es legal? Pues depende del país en el que nos encontremos. Las normativas son muy diversas y en muchas ocasiones no estaba muy claro precisamente porque no había precedentes. Para mi Uber, y en eso coincido con su representante en LATAM, no presta más servicio que el deponer en contacto oferta y demanda, dependerá de cada conductor legalizar elservicio que presta

¿Cuál es la principal crítica que se hace de Uber? Pues lo cierto es que la queja que yo encuentro más repetida es la imposibilidad de competir con el servicio UberPOP debido a las condiciones que deben cumplir los taxistas en comparación con los conductores que prestan el servicio a través de Uber. Claro, el taxi es Servicio Público así es que tiene que haber taxis a las 4 de la madrugada, el conductor de Uber puede decidir trabajar el día que quiera y sólo en las horas punta. El taxista no.

¿Por qué gusta Uber? Esencialmente por el precio pero no es sólo por eso. Es que la percepción del usuario no es estar recibiendo un servicio peor. El precio es un factor que todos tenemos en cuenta pero la mayoría de nosotros estamos dispuestos a pagar un poco más si percibimos que recibimos algo a cambio que merece la pena.

¿Cuál es la percepción del usuario? Lo que antes era un lujo al alcance de pocos hoy es casi un derecho. Hasta hace unos años (venga, 20) volar a Berlín costaba un dinero que la mayoría no podía gastarse simplemente en desplazarse. Yo acabo he pasado unos días por allí así es que dejadme que os presente números:

  • Vuelo ida y vuelta Madrid/Berlin:  150€. Mismo precio volando con IberiaExpress que con EasyJet (así no hacemos publicidad de nadie).
  • Trayecto en taxi Boadilla del Monte / Aeropuerto Madrid: 50€
  • Trayecto en taxi Aeropuerto Berlin / Mitte: 40€
  • Trayecto Mitte /Aeropuerto de Berlin : 45€ 
  • Trayecto Aeropuerto de Madrid / Boadilla del Monte: 50€ 
  • Todo ese recorrido en UberPOP (lo he calculado en su web) habrían sido unos 70€ aprox.

Es decir, que si voy y vengo hasta el aeropuerto en taxi me gasto 190€ pero en volar de Madrid a Berlin ida y vuelta me gasto sólo 150€. Podemos discutir todo lo que queramos sobre si los de Uber son el mismo diablo pero triunfan simplemente porque las cuentas que se hace cualquier usuario son estas. Y las cuentas no salen

Sé que me dejo cosas en el tintero pero es que esto daría para escribir casi una tesis doctoral. Lo relevante de todo esto a día de hoy es la necesidad de plantearnos qué hacer con el sector del taxi. Acabar con Uber no sería la solución porque el problema del usuario seguiría siendo el mismo: el coste del transporte en taxi es el que es. Quizás deberíamos plantearnos rebajar la presión impositiva y regulatoria sobre el sector del taxi de modo que éstos pudieran ofrecer precios mucho más competitivos de los que nos beneficiáramos todos a la vez que se exige un mínimo de garantías a aquellos conductores que quieran prestar el servicio a través de Uber o por su cuenta

Al final, como siempre, el mercado hablará o lo que es lo mismo: el usuario evaluará y optará por el servicio que mejor cubra sus necesidades. En este escenario mi pregunta es, ¿de verdad creemos que prohibiendo Uber solucionamos el problema de fondo?

lunes, 1 de diciembre de 2014

Porqué debe importarle "eso de la protección de datos"

Escribo este post porque me ha pasado ya varias veces que me preguntan por cómo hacer una campaña de email marketing a partir de una base de datos irregular. Mi respuesta siempre es la misma: no te arriesges y vamos a construir una base de datos que sí podamos usar sin perder el sueño.

He descubierto que es bastante común que las pymes españolas no planifiquen qué estrategia de comunicación van a seguir y eso lleva a cometer un error muy tonto que a la larga resulta un dolor de muelas: cuando pidan los datos a alguien  incluyan una cláusula de protección de datos adecuada a los intereses de la empresa. Estoy aburrida de oir excusas como "eso de la protección de datos no vale para nada" o "si hay alguien que me lo haga gratis o por 400€ como mucho no me voy a gastar un euro más". A la larga el problema de ese tipo de planteamientos es que llega un momento en que esas bases de datos comienzan a ser un activo tóxico, es decir tienes bases de datos que te serían súper útiles porque encima están segmentadas y todo pero resulta que usarlas es un riesgo excesivo

Tradicionalmente el marketing se una pyme se venía basando en buzoneo, cartelería y, como mucho, cuñas en radio local. La realidad hoy es muy distinta y el marketing pasa por email marketing, SEM, branded content, afiliadores, ect.. y, lamentablemente, a muchas pymes todo esto les ha pillado con el pie cambiado porque el marketing se ha vuelto mucho más complejo sin que cuenten con el conocimiento necesario del entorno digital para poder llevarlo a cabo por sí mismos.

El marketing de cualquier negocio negocio hoy en día debe estar presente en los canales digitales y en todas sus modalidades. Lo que todos los canales y todas las modalidades tienen en común es que recogen datos personales y utilizan datos personales. El marketing digital se retoalimenta de esos datos.

Hay que entender que el consumidor actual se ve sometido a un bombardeo constante de publicidad: en televisión, en el móvil, en internet, por la calle, en el cine, en la radio, en las revistas, en nuestros buzones, en los periódicos, en las Apss móviles.. Esto ha provocado que el usuario ya no sea tan influenciable por lo que es crucial conocer a nuestros usuarios (para eso necesitamos datos que venga, seamos sinceros.. si no estamos haciendo protección de datos bien da igual.. lo más probable es que nadie se entere) para después poder hacer una publicidad más efectiva y aquí viene el lío. Para hacer publicidad necesitamos datos y el consentimiento del usuario de modo que si no tenemos "eso de protección de datos" bien atado lo que tenemos es un monton de datos que no podemos usar. Bravo.

El error es hacer "eso de protección de datos" como si fuera algo que no afectara al negocio en vez de hacer un planteamiento integral que tenga en cuenta cómo es el negocio, cómo hacemos el marketing y cómo queremos hacerlo en el futuro. Sólo un profesional que sea capaz de entender el negocio en su conjunto, nuestras perocupaciones y nos ayude a mirar al futuro será capaz de ofrecer una respuesta y una estrategia adecuada a la gestión de los datos personales conforme a la Ley y a nuestros intereses.

Ya he visto más de un caso y más de dos en los que una empresa descubre un día que tiene que decidir entre comenzar a mandar comunicaciones comerciales que realmente necesita para vender y arriesgarse a recibir una sanción que podría acabar con ella.

Lógicamente depende de cada cuál trazar una estrategia para su negocio pero degénme que les dé sólo dos detalles:

1.- A día de hoy el marketing necesita ser digital. El antiguo buzoneo ya no funciona como antes así es que el email marketing es la mejor y más barata solución para sustituirlo pero para eso necesitamos una base de datos. Piénse en cómo construirla y pida asesoramiento para asegurarse de que esa base de datos se va a poder usar.

2.- Su cliente no le busca paseando por la calle ni en las páginas amarillas, le busca en internet. Por internet entienda que un 90% le está buscando a través de Google. Sin embargo se olvida generalmente un factor crucial: el boca a boca. El exceso de información es el peor enemigo de internet por lo que tendemos a fiarnos mucho más de un amigo que ya compró que de un anuncio en internet o una página web por sí sola.

Es decir, hay que combinar tres aspectos:

1.- Contar con una base de clientes (a ser posibles satisfechos con el servicio o el producto) de lo cuales tengamos su email

2.- Contar con un plan de comunicación para esos clientes. Debemos hacerles saber las ofertas que tenemos, las novedades que podemos ofrecerles y animarles a que compartan esa información con sus amigos.

3.- Apoyar nuestras con un plan de comunicación apoyado en acciones con redes sociales, un blog y una web con contenido actualizado y bien diseñada.

Los tiempos no son fáciles y la competencia es feroz pero las pymes tienen unas ventajas únicas: proximidad, cercanía, conocimieto del consumidor y antigüedad. Ha llegado el momento de poner todo ello en valor a través de los nuevos recursos que nos ofrece internet.